Jaque al Neoliberalismo español
La violencia simbólica desatada en estos días
se inscribe en el sórdido panorama que presenta la España actual,atribulada
por una profunda crisis económica y por el fenomenal retroceso experimentado en
materia de derechos ciudadanos y libertades públicas. Hace apenas un días que el presidente del Gobierno, Mariano
Rajoy, hizo pública su intención de vigilar y maniatar las redes sociales por
lo que toda convocatoria a protestas o manifestaciones políticas de cualquier
tipo hecha a través de las mismas será tipificada nada menos que como un delito
penal. A partir de esa iniciativa, el gobierno español podrá perseguir a
quienes, en su peligroso delirio, califica como "grupos radicales
antisistema" involucrados en novísimas formas de "guerrilla
urbana". Todo esto con el afán de impedir que las víctimas del brutal
ajuste neoliberal impulsado por el Partido Popular pueda oponer resistencia y
luchar contra la injusticia de un proyecto al que sola y exclusivamente le
preocupa salvaguardar los intereses del capital, no el bienestar social. Pese a
ello son muchos quienes con ingenuidad todavía confunden un régimen capaz de
producir estas muestras de despotismo con la "demo
El argumento más socorrido por estos
enardecidos funcionarios de la
Corona es que cualquier agresión a Repsol-YPF sería un ataque
a España y, por ende, a los españoles. No hay que caer en esa trampa. El pleito
no es con España o los españoles sino con su burguesía, que explota y desangra
a los pueblos tanto fuera como dentro de España, cosa que hoy es evidente hasta
para un ciego. Porque España no es esa pandilla de saqueadores profesionales,
dignos descendientes de quienes cometieron en nuestras tierras el mayor
genocidio de la historia, amparados por la maléfica alianza entre la cruz y la
espada. España no son esos especialistas en vaciar empresas y en arrancar
pingües ganancias como lo han hecho por toda Latinoamérica y el Caribe bajo la
protección de sus padrinos políticos, sean estos Felipe González, José María
Aznar o Mariano Rajoy. España no es esa Corona nauseabunda y parasitaria,
hundida en una ciénaga de escándalos que "la prensa seria" de la
península se encarga de disimular. Para nosotros España es la poesía de Miguel
Hernández, Rafael Alberti y Federico García Lorca; las pinturas de Pablo
Picasso; la música de Manuel de Falla y Pablo Casals; la filosofía de Manuel
Sacristán Luzón
Estos energúmenos, tardíos sobrevivientes de un
conjuro medieval, representan con sus exabruptos de hoy lo peor de España. Son
los perros guardianes de los filibusteros de traje y corbata que siembran
miseria dentro y fuera de España. La lucha es contra esa España, no contra los
españoles ni mucho menos contra la otra España, con la cual nos sentimos
hermanados