martes, 24 de abril de 2012

BRIDAS, LA MAFIA EN YPF




PARA REFRESCAR LA MEMORIA SOBRE LOS HERMANITOS BULGHERONI 

 BULGHERONI. Carlos y Alejandro poseen una fortuna de U$S 5.100 millones.

 El regreso de la P2  (LOGIA PROPAGANDA DUE 2)

Capítulo I
Una historia que comienza con Bridas, en Rufino (Provincia de Santa Fe) y llega hasta Delas Anstalt, en Vaduz (Principado de Liechtenstein).También hasta la poco conocida Fininver.
 
De Papel del Tucumán a Torno

Alejandro Ángel Bulgheroni fue el fundador de Bridas; sus herederos, Carlos Alberto y Alejandro Pedro, lograron, luego de los escándalos impositivos protagonizados con la promoción industrial en Papel del Tucumán y con las quiebras, acompañadas de denuncias de vaciamiento, de los ex bancos del Interior y Buenos Aires (Biba), y Palmares y Denario, y de la pesquera Harengus, concentrarse en la única actividad sólida del holding familiar: los negocios con hidrocarburos, mientras mantenían millonarias e inverosímiles demandas contra el Estado Nacional para apalancar, geométricamente, sus resultados en beneficios propio.

El ‘lobbying’ necesario para torcer voluntades y saltar sobre el erario público para apropiarse del dinero de los contribuyentes resulta, probablemente, su especialización como hombres de negocios: los juicios contra el Estado (argentino o turkemistano, da igual) los presenta como tiburones en una pecera.

Las demandas comenzaron durante la dictadura cívico-militar de 1976 a 1982, y aún hoy tienen en trámite nuevas demandas que han ido reemplazando a aquellas. A comienzos del gobierno de Carlos Menem, probablemente por la ‘guerra del papel’ que los enfrentó a Héctor Massuh y a Carlos Pedro Blaquier, ambos respaldados por Domingo Cavallo, Carlos Alberto Bulgheroni se convirtió en pionero de la búsqueda de negocios en la ex URSS; en tanto Alejandro Bulgheroni permaneció a cargo de la actividad en el Cono Sur, incluyendo la integración de sus negocios con los de Amoco, hoy BP (BRITH PETROLIUM=), en Pan American Energy. Rusia no resultó tan fecunda como esperaba Carlos Alberto, y entonces saltó sobre Italia, donde ya tenían negocios los Rocca y Franco Macri, y más tarde arribó Eduardo Eurnekian.

Muchos empresarios tomaron nota sobre la decisión de Carlos Alberto, por asesoramiento de sus abogados, de designar al frente del capítulo italiano de sus ambiciones al traficante de influencias e integrante de la ex logia Propaganda Due (P-2) Giancarlo Elía Valori, de nacionalidad italiana para aventar cualquier inconveniente que pueda presentarse en los numerosos expedientes que lo tienen como protagonista.

Carlos Alberto se hizo con el control de Torno Internazionale S.p.A. (http://www.torno.com/), la agresiva empresa de ingeniería civil que nació en 1929 y tiene oficinas en Via Valtellina 17, en Milán.

Luego, Carlos Alberto designó presidente a Valori y director a Massimo del Lago, un personaje muy conocido en los ’90 cuando frecuentaba a la llamada ‘minicarpa’, y en especial al por entonces cuñado presidencial Emir Yoma, y sus socios, Miguel Ángel Vicco, Ramón Hernández y el fallecido Juan José Basualdo.

Sin embargo, su mayor éxito fue conservar, como Bridas, el 40% de Pan American Energy. A Bridas debieron cambiarle, en varias oportunidades, el nombre, el domicilio, la identidad de los accionistas y la propiedad de activos y acciones, a través de casi 100 sociedadesoff-shore constituídas en paraísos fiscales por el Grupo Bulgheroni, entre las que se destacan Fininver y Delas Antalt. El restante 60% de Pan American es de la británica BP, que previamente absorbió a la estadounidense Amoco, fundada como Standard Oil-Indiana, por John D. Rockefeller en 1889.

Previamente, los hermanos se ocuparon de sacar del medio a su única hermana mujer, María de las Mercedes Bulgheroni de Luque. La herencia de don Alejandro Ángel quedó así en manos de sus hijos varones.

El costo de la transacción fue una bicoca: un par de campos en la Provincia de Corrientes y en el norte de la Provincia de Córdoba, y un inmueble donde antes funcionó la sucursal de sus fallidos bancos, fueron la prenda de cambio suficiente para silenciar a María de las Mercedes y a su marido, geólogo de profesión.

La P-2 otra vez

El 7 de abril de 1982, cinco días después de la recuperación de las Islas Malvinas, Giancarlo Elia Valori, un economista y empresario italiano desconocido para la gran mayoría de los argentinos, prestó testimonio ante la Comisión del Parlamento italiano que investigaba la organización y el funcionamiento de la célebre Logia P-2, involucrada en sonados casos de tráficos de armas y hasta de drogas y escándalos financieros.

Durante la gestión del ex dictador Jorge Rafael Videla, Valori estrechó vínculos con el ex almirante Emilio Eduardo Massera, a quien llamaba ‘L´uomo dell ´Acqua’, y con el ex general Carlos Guillermo Suárez Mason, quien cuando pasó a retiro en 1980, integró el directorio de las empresas Bridas, casi en forma simultánea a la titularidad de la estatal Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF).
 
Lo realmente escandaloso es la relación con Suárez Mason, que fue probada por la aparición del apellido Bulgheroni en la lista de fuentes y contactos del ex Batallón 601 de Inteligencia, cuyos archivos microfilmados fueron parcialmente comprados a comienzos del gobierno de Carlos Menem por funcionarios de ese momento.

La eventual participación del apellido Bulgheroni con los procedimientos que derivaron en la desaparición forzada de personas, sin embargo coincide con la famosa ‘estrategia de la tensión’ que practicó la P-2, a la que perteneció Valori, el hombre de los negocios en Italia.

Durante el primer gobierno de Carlos Menem, Valori y Massimo del Lago, tomaron contacto con la llamada ‘minicarpa’ que lideraba Emir Yoma. Del Lago logró trascendencia cuando se lo vinculó a la red de relaciones de Menem que le obsequiaron un vehículo Ferrari.

Valori y Massimo del Lago tejieron decenas de proyectos, todos vinculados a concesiones escandalosas, contrataciones inaceptables y negocios ruinosos para el Estado.
 
Valori fue el presidente de Torno Internazionale, y Massimo del Lago, su vicepresidente y director ejecutivo en esta empresa de los Bulgheroni. Valori también preside la Confederación Industrial de Lazio, una organización con gran poder de lobby para la adjudicación de importantes obras públicas.

Un hecho que causó gran impacto entre varios ejecutivos de Torno fue el nombramiento del chofer de Valori, un ex integrante de los carabineros italianos al que se lo vincula en forma íntima, en un importante cargo en la empresa con un sueldo cercano a los € 7.000 mensuales.

Aparentemente, Marcos Bulgheroni, hijo de Carlos Alberto y directivo de la empresa, se opuso, pero su padre, como de costumbre, lo echó a los gritos de una reunión de directorio.

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UNA AMBICIÓN DESMEDIDA


 
Por Horacio Verbitsky:
(…) Menem no había cumplido aun tres semanas en el gobierno cuando el Banco del Interior y Buenos Aires (BIBA), propiedad de Carlos Bulgheroni, otorgó a Carim Yoma un crédito de US$ 144.000 sin avales, comisiones, garantías ni contragarantías. Domingo Cavallo, quien desde
la Cámara de Diputados había denunciado a Bulgheroni como arquetipo del hombre de negocios que intercambia favores personales por prebendas para sus empresas, tenía motivos para sospechar que a sus espaldas ocurrían cosas incompatibles con la función pública, y no cejó hasta obtener el alejamiento del cuñado presidencial (...).”
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UNA ANTIGUA RELACIÓN


Fragmento del libro ‘Almirante Cero’, de Claudio Uriarte:


“(...) El jefe de
la P-2 se decidió finalmente por la Argentina y Uruguay. Ambos países eran países básicamente blancos, básicamente occidentalistas, latinos, proeuropeos por tradición, y los dos habían sido beneficiados con fuertes corrientes migratorias italianas a comienzos de siglo. Al mismo tiempo se trataba de naciones que Gelli conocía personalmente y con cuya clase política tenía trato directo. El líder masónico comisionó como emisario personal a Gianfranco Elía Valori para que iniciara las actividades de reclutamiento y las radicaciones en Uruguay; y luego se extenderían a la Argentina.

(...) Los Bulgheroni, de hecho, construyeron Bridas, su empresa petrolera, exclusivamente a partir de fabricar las bridas necesarias para el paso del ferrocarril en el pueblo de la Provincia de Santa Fe, donde tenían un almacén de ramos generales. “Viene guita, y guita de derecha, ¿vamos a decir que no?”, era un latiguillo frecuente en el establishment de la época (...).”
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“(...) A pesar de que los Bulgheroni se han destacado por sus vínculos con el mundo político y por el olfato para ver el gran negocio en el instante preciso, la unión de Alejandro con Bettina sorprendió a políticos, periodistas, empresarios y merodeadores. El tiene fortuna; ella conoce como pocos los talones de Aquiles del poder, y en particular del menemismo.

Hasta agosto del ´96, Bulgheroni y Bettina Guardia vivieron en el departamento de ella mientras redecoraban el piso que se compraron. Ella impuso nuevos gustos en el mundo formal de los Bulgheroni, tanto que sus amigos de toda la vida no terminan de fascinarse con la transformación del señor aburrido en latin lover.


Le renovó el vestuario, le cambió las costumbres –almuerza con ella y duerme la siesta-, le llenó de fotos suyas la oficina de Catalinas. A la pareja le gusta pasar los fines de semana en Miami, Nueva York Londres o París. Cuando no viajan, es porque él debe permanecer en sus oficinas de Bridas, y ella, solidaria, no se le despega (...).”


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